Son muchas las parejas que sufren de problemas de infertilidad, aproximadamente un tercio de estas parejas deberá sus problemas de infertilidad al hombre, pero si se realiza algo de investigación es entendible que se piense que este es únicamente un problema femenino, ya que son miles las mujeres que a nivel mundial escriben abiertamente sobre sus problemas de infertilidad, su lucha y como esta ha cambiado su vida en formas en las que nunca lo creyeron posible. Mientras que son muy pocos los hombres que se atreven a abordar el tema de la infertilidad públicamente.
Culturalmente la fertilidad ha sido un concepto relacionado con la masculinidad y la virilidad por lo que la vergüenza y la culpa son sentimientos que los hombres frecuentemente asocian con los problemas que puedan impedirles lograr el sueño de ser padres.
La infertilidad masculina sigue siendo un gran tabú, y él porque es entendible, en una sociedad en donde la fertilidad está directamente relacionada con la hombría es difícil encontrar espacios en donde se pueda hablar de todos los sentimientos que se esconden detrás de esta realidad. La idea de tener dificultades para concebir en una sociedad en la que de la identidad del hombre depende de esto puede llegar a consumir partes profundas de su ser e incluso hacerlo sentir “menos hombre”.
Los hombres que luchan contra la infertilidad se encuentran en diferentes escenarios, y en todos se encuentran solos, perdidos y aislados, prefiriendo hablar de cualquier tema antes de la forma, movilidad y calidad de sus espermatozoides.
Este artículo no es más que un llamado para que los hombres hablen a cerca de sus batallas contra la infertilidad. Y se den cuenta de que no existe vergüenza asociada con esta lucha. Ser padre y ser hombre nunca será definido por la calidad del semen, ser hombre y ser padre es definido por la fortaleza para enfrentar los obstáculos, la determinación para cumplir sueños, y el amor para recorrer en pareja este camino lleno de enseñanzas y aprendizajes.
